domingo, 9 de diciembre de 2012

Notas del congreso chairoateo

4:00 am: me levanto y luego me despierto (en ese orden) para bañarme y empezar a prepararme.

6:00 am: mi padre y yo nos enfilamos con rumbo a lo desconocido.

8:00 am: él, la cofradía cósmica y yo llegamos a la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Al llegar a la calle en la que está la entrada vimos lo que, de forma unánime, consideramos que es la mejor recepción que se le puede dar a los participantes en un congreso de ateos:

¿O a alguien de ustedes se le ocurre una recepción mejor?
Pues entramos y por fin pude conocer a Mónica Moreno, que nomás me saludó de volada porque andaba en chinga con la mesa de registro. Tomaron nota de nuestra llegada, revisé algunos detalles de mi presentación, pues a mí me tocaba ser el primer expositor y nos acomodamos en el auditorio, que estaba grandote:

A pesar de que se registró un chingo de gente, pero al final no se llenó.
Aquí una foto de mi participación.
Dejo de lado la crónica, pues seguramente habrá muchas y voy a centrarme en la crítica del congreso. Como siempre, me atengo a la etimología de la palabra criticar y que va más allá de sólo tirar mierda, pues eso cualquiera lo hace; significa bendecir (benedicere: decir lo bueno) y maldecir (maledicere: decir lo malo) con el fin de que mejore.

Lo bueno:
  • En primerísimo lugar la organización: pelearse con los ponentes y sus eguitos, conseguir la sede, preparar las constancias (que quedaron bien chingonas), arrear a cien participantes, tratar de cumplir los plazos, preparar las presentaciones, filmar las ponencias, transmitirlas en línea, hacer un lugarcito para los vendedores... uffff me cansé de sólo pensarlo. ¿Fallas? Claro, muchas, pero por pura inexperiencia; los problemas grandes ni siquiera fueron cosa de ellos, sino que son vicios ya conocidos entre ateos y vicios presentes en todos los congresos.
  • Como dije antes, que fuera gratis y abierto. Eso permitió que fuera quien quisiera y quien pudiera, sin que hubiera restricciones económicas o de credenciales, con las consecuencias tragicómicas que más adelante diré.
  • Conocí a algunas personas a las que quería ver desde hace mucho, como a la misma Mónica, a Mauricio Dimeo y a Andrés Tonini. Además de que conocí a Ma. Fernanda Campa, una señora a todo dar, culta y que conoce el trabajo de Michel Onfray.
  • El ambiente de tregua, que no de hipocresía. ¿Muchos me cagan? Sí. ¿Les cago a otros tantos? Cierto. ¿Los que me caen bien se cagan entre sí? También, pero al menos pudimos llevárnosla tranquila aunque sea un rato. No se crean, tirar madrazos cansa.
  • Pese a todo hubo temas (además del mío, claro) que fueron muy buenos y que valió la pena escuchar, como los de los moneros, el de Sergio y no se diga el de mi compa Rodrigo.
  • Aquí me aflora lo izquierdoso: la presencia de los moneros de El Chamuco: Rafael Barajas «El Fisgón», José Hernández y Humberto Aguirre «Jans», que desde donde yo estaba se veía igualito a Sergio Méndez Arceo (me quito el sombrero). Fueron un respiro entre tanta pretensión.
Lo malo:
  • Se mostraron en su jugo esas dos pinches visiones de las que tanto he repelado. Una fue la autocompasión: otra vez los pobrecitos ateos que sufren la persecución de sus ideas y que no tienen un lugar en el que se les escuche, impidiendo que se expresen libremente, denunciando que todas las malditas religiones son aparatos poderosos de control ideológico y que «todos están contra nosotros». La otra fue la arrogancia clásica: nosotros ateos somos entes racionales, ejemplos de apertura y tolerancia, incapaces de caer en actitudes de fanatismo, dogmatismo y fundamentalismo; los creyentes, por otra parte, son todos iguales, es decir una bola de ojetes intolerantes que no saben nada de nada y que están dispuestos a reprimirnos. Ambas visiones exhibiendo (no todos, claro) una ignorancia tremenda del fenómeno religioso en su conjunto y soñando con la llegada de un mundo sin religiones en el que imperará la paz y la razón. No sé, eso me suena a que buscan el paraíso. ¡Qué puta hueva carajo! 
  • Los vicios clásicos de los ponentes en los congresos: ponentes que llegan tarde, no preparan bien sus temas, balbucean, no hablan bien, se ponen como divas, cancelan su participación o de plano no llegan y ni avisan ni nada. Eso es inevitable en cualquier congreso.
  • Un par de errores de organización, como el exceso de participaciones en períodos cortos de tiempo y el borlote a la hora de las preguntas, pero nada que opaque el mérito de los organizadores y que no se arregle para otra ocasión.
Lo cagado:
  • La actitud de muchos, que permeó en los organizadores, de «Ay, los ateos necesitamos que nos escuchen porque nadie nos quiere. ¡Ánimo!» Hasta hubo un ratito en el que se abrió tribuna para que contaran experiencias de sufrimiento e historias de dolor. No digo que sea malo ─a final de cuentas todos, hasta los más «racionales», nos ponemos malitos de nuestro sentido de pertenencia─, pero sí estuvo de risa loca, más cuando recuerdo que hubo quienes se burlaron de nosotros cuando hicimos eso en la primera marcha atea.
  • La ponencia de mi compa Rodrigo *aquí tuve un ataque de risa nomás de acordarme* se trató acerca del Derecho a ofender, derecho que muchos defendemos como parte importante, aunque sea desagradable y en parte precisamente por eso, de la libertad de expresión. Pues esa exposición convirtió al auditorio en una demostración grandototota del chiste de Ora sí agarren piedras...  empezando con Martín Bonfil y terminando con Xabier Lizárraga (cuya firma engalana mi constancia), quien además de llamar positivista a Rodrigo ─palabra que en la jerga de antropólogos, sociólogos e historiadores es usada como un insulto─, también hizo una representación del Uno, dos, chingaatumadretres al vociferar su indignación y abandonar el auditorio... para después regresar a seguir hablando de la intolerancia de las religiones. Por cierto, esta reacción estuvo a punto de repetirse cuando el monero Jans comentó algo sobre tratar de evitar caer en una actitud fundamentalista y considerar que la ciencia es la forma exclusiva de hallar la verdad. ¿Por qué digo que fue «cagado» y no «lamentable»? Porque es una reacción que ya hemos visto muchas veces: a muchos ateos les gusta llenarse la boca al hablar de la intolerancia de los creyentes, de los curas, de los fanáticos y fauna relacionada; les gusta burlarse de sus devociones, indignarse cuando ven las noticias y se enteran de una exposición censurada o reír cuando leen una declaración disparatada de algún ministro. Peeeeeeeeeeero... cuando se les muestra un espejo y ven que ellos también pueden y suelen caer en esas actitudes se les cae el sistema: se encabronan, gritan, manotean, se les olvida su racionalidad, pues a nadie le gusta saber que su filiación ideológica no le quita lo imbécil. Cuando se acabó esa ponencia dos personas se acercaron con Rodrigo y conmigo a felicitarlo a él y a decirnos  a ambos la sorpresa que les causaba ver ese tipo de reacciones en un ambiente ateo y aparentemente racional. Rodrigo y yo estábamos muertos de risa. Como colofón: al día siguiente se presentó una ponencia sobre el pensamiento de Hitchens, en el que se tocaron los mismos puntos y todos aplaudieron. Bien raro.
En suma: el balance fue positivo. Insisto en la necesidad de abandonar tanto la arrogancia como la vocación de mártir si se quiere que a los ateos se nos tome en serio, pero la realización de este congreso fue un buen comienzo.

Actualización: por asociación de ideas recordé lo que escribí cuando fue la segunda marcha atea. Parafraseándome a mí mismo repito algunos comentarios de esa entrada:

Que quede claro: no me opongo a la organización formal de agrupaciones ateas, simplemente no acabo de entender cómo pueden funcionar tal organización en México. A lo que sí me opongo es a la conformación de una ecclesia atea, riesgo muy grande que se corre si no se tienen claros los motivos, los objetivos y la organización. Ese riesgo se incrementa por la total ausencia de la autocrítica y las actitudes nena de varios elementos, los mismos que se burlan y que increpan a los creyentes, pero que se enojan cuando alguien se ríe de sus iniciativas o cuando alguien pone en duda cualquiera de sus afirmaciónes, postulados u opiniones en general, reaccionando visceralmente y siendo incapaces de ver sus propias limitaciones y de decir «'ta bien, la cagué».

Nuevamente agradezco al comité organizador y a ver qué sale después.

Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2012 E.C. ─ 13 E.E.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Reestrenos.

Si son lectores añejos de este blog recordarán que hace un par de años, por iniciativa de Martín Pereyra, algunos blogueros de onda escepticoide armamos un proyecto llamado El Circo del Absurdo. En pocas palabras la idea consistía en que cada mes un bloguero recopilaba las colaboraciones de quienes quisieran participar y con ellas armaba una «función». Las funciones y las entradas participantes tenían por objetivo la difusión del pensamiento crítico y del escepticismo, además de exponer con bases patrañas y locuras que pululan en los internetz.

El Circo se llevó a cabo con singular alegría entre 2008 y 2010, dejando como frutos la nada despreciable cantidad de treinta funciones, dos kermeses temáticas, la creación del Diccionario del Absurdo (que esperemos que también reviva), una colección de entradas de rica lectura y sabroso aprendizaje y favoreciendo que muchos blogueros nos conociéramos entre nosotros y deseáramos colaborar desde nuestras respectivas áreas de conocimiento. Como nada es eterno, tras las treinta funciones el proyecto murió de inanición, dejando una huella en nuestros corazones. La mayoría de esas funciones y de las entradas participantes (pinche maña de la gente de eliminar sus blogs, neta no hagan eso) aún pueden verse y las pueden uds. consultar en la barra lateral de este blog.

Pero...

Hace unos meses y a manera de homenaje, Maik creó un grupo en féisbuc con el nombre del circo, grupo en el que los miembros vamos cotorreando sobre temas diversos. Tras una ola de nostalgia que nos dio a partir de releer las funciones que aún existen, surgió la idea de revivir el circo. El encargado de tamaña empresa fue el camarada Adrian Robles, quien hizo un esfuerzo más que loable y trae ante ustedes:


Pasen ustedes y dense un quemón.

Muchas gracias a quienes se animaron a participar, esperemos y haremos lo posible para que aguante unas treinta funciones más.

La siguiente función estará lista para ustedes el primer lunes del mes próximo, es decir el lunes 7 de enero aquí en De razones y sinrazones. Sin quieren participar o tienen alguna duda dejen un comentario o escriban a bizcochodemontecristo@gmail.com

El circo revive y de ustedes depende que siga así.

Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2012 E.C. ─ 13 E.E.

PD. Por fin una entrada en la que no menciono a los malditos ateos... ya la cagué.

Tarde

Siempre llego tarde. Y no me refiero a cuestiones de puntualidad ─que eso da para su propia entrada─, sino a que siempre empiezo las cosas ...